¿Qué es la meditación según Dálai Lama?

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        "Es el proceso que nos permite aumentar nuestro control sobre la mente y guiarla en una dirección más virtuosa. Podemos considerarla una técnica por la que disminuimos la fuerza de los antiguos hábitos de pensamiento y desarrollamos otros nuevos. Gracias a ella nos protegemos de aquellas actitudes de pensamiento, palabra o acción que nos provocan sufrimiento y a la vez, generamos felicidad".    La meditación constituye la base de nuestra práctica espiritual (cualquiera que sea). – NAMASTÉ

¿Cuánto tiempo es preciso meditar?




Intente dedicar un tiempo todos los días a simplemente ser. Cinco minutos estaría bien, o diez, o veinte, o treinta si se atreve. Siéntese y observe como se van desplegando los instantes, sin ningún otro propósito que el de estar plenamente presente.

La meditación tiene que ver poco con el tiempo del reloj. Cinco minutos de práctica formal pueden ser tan profundos o más que cuarenta y cinco. La sinceridad del esfuerzo es mucho más importante que el tiempo transcurrido, pues en realidad estamos hablando de salir de los minutos y horas para entrar en momentos, que en definitiva carecen de dimensiones y, por lo tanto, son infinitos. lo importante es la motivación para practicar.

Meditar sentados

Es importante señalar que no existe ninguna postura ideal o recomendada para meditar. Estar sentado es bastante habitual.
Lo mejor es optar por lo sencillo y empezar percibiendo el aire entrar y salir. A la larga, podemos ampliar la conciencia para observar todas las idas y venidas y todos los cambios de idea y maquinaciones de nuestros pensamientos y sentimientos, de nuestras percepciones y nuestros impulsos, de nuestro cuerpo y nuestra mente. No obstante, puede que transcurra un cierto tiempo hasta que la concentración y la atención plena lleguen a ser lo suficientemente estables como para sostener una variedad tan amplia de objetos en la conciencia sin perderse en ellos. Para la mayoría de nosotros, esto requerirá años, y dependerá en gran medida de nuestra motivación y la intensidad de nuestra práctica. Así pues, al comienzo, lo más recomendable es simplemente permanecer con la respiración o utilizarla como un ancla que nos ayude regresar cuando nos dejemos arrastrar. Inténtelo unos años y observe qué ocurre.

La postura encarna el hecho de adoptar una posición, ya no solo físicamente sino también internamente, en el sentido de “adoptar una actitud”. Cuando nos sentamos a meditar, la postura nos habla. Si nos hundimos, refleja que la energía es baja, que estamos pasivos y que hay una ausencia de claridad. Si estamos sentados tiesos como un palo, significa que estamos tensos, que estamos poniendo demasiado esfuerzo. Las caras se relajan, los hombros caen, la cabeza, el cuello y la espalda se alinean fácilmente. La columna surge de la pelvis con energía. 

En la práctica meditativa, lo mejor es reconocer y respetar la propia experiencia directa y no preocuparnos demasiado sobre si esto es lo que tendríamos que estar haciendo, sintiendo, viendo o pensando, o si es lo correcto según  un gurú o un libro. 


Meditar andando

No hay una forma correcta de meditar. En entornos monásticos tradicionales, las sesiones de meditación sentada se intercalan con sesiones andando. Son la misma práctica. Andar es tan bueno como sentarse. Lo importante es cómo está nuestra mente.

En la meditación andando, prestamos atención al hecho de andar en sí. Podemos centrarnos en la pisada en general; o bien en segmentos aislados del movimiento, como cambiar el peso, mover el pie, colocarlo, o bien en todo el cuerpo que se mueve. También podemos asociar la conciencia de andar con la conciencia de respirar.

Cuando practicamos la meditación andando, no andamos para llegar a ningún lugar. Simplemente solemos ir y venir por un camino, o dar vueltas en círculo. El hecho de no tener que ir a ningún lugar, hace que, literalmente, nos resulte más fácil estar donde estamos.  El desafío es este: ¿podemos estar plenamente presentes en este paso concreto?

Podemos practicar la meditación andando a cualquier ritmo y, al igual que en la meditación sentada, emergerán cosas que desviarán nuestra atención de la experiencia desnuda de andar. Trabajamos con esos pensamientos, percepciones, sentimientos, impulsos, recuerdos y expectativas que surgen durante la meditación del mismo modo que lo hacemos durante la meditación sentada. 

También podemos practicar la meditación mientras andamos de manera informal en cualquier parte, moviéndonos con normalidad. La práctica informal consiste en recordar que estamos presentes en nuestro cuerpo. Simplemente es un recordatorio para estar presentes en este instante, dando cada paso como surge, aceptando cada momento como llega.

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